A lo largo de mi vida he visto cómo muchas mujeres gastan grandes sumas de dinero comprando y atesorando joyas de todo tipo. Muchas de ellas las compran porque quieren mostrar su poder adquisitivo o una posición social, otras porque creen que son una gran inversión para el futuro, y el resto, simplemente porque les gustan y disfrutan luciéndolas. Para guardar estas valiosas joyas compran una caja fuerte o buscan un lugar estratégico donde esconderlas para que no les sean robadas o no se les pierdan. Incluso, hay algunas que por miedo a que sus joyas sean robadas deciden usarlas solamente en ocasiones muy especiales, razón por la cual permanecen años sin ser exhibidas.
Hace algún tiempo me encontré con una amiga, quien muy orgullosa me mostró una hermosa gargantilla de diamantes y, confidencialmente, me dijo que era una copia de la original, porque la otra la tenía guardada en una cajilla de seguridad en su casa, ya que era muy costosa y temía que se la pudieran robar. Esto me causó mucha curiosidad y recuerdo que bromeé con ella acerca del tema. Algunos meses después, mi amiga me llamó angustiada y deprimida, a contarme que el día anterior se habían entrado los ladrones a su casa y le habían robado todas las joyas que había coleccionado durante años, incluida aquella gargantilla original de diamantes. Me dijo que no sabía qué hacer y que era un golpe muy duro, pues ello formaba parte de la herencia que les iba a dejar a sus hijos y no sabía cómo recuperarse de eso.
¿Qué sentido tiene comprar algo que no vas a utilizar sino de manera muy esporádica y, que, además, diariamente le va a agregar un potencial de estrés a tu vida por miedo a perderlo? Por ello debes tener conciencia del momento presente. Si estás viviendo en una mansión, disfrútala, pero si no la tienes y estás viviendo en un humilde cuarto, también disfrútalo y te darás cuenta de que en ese instante, el cuarto se convertirá en una mansión. Disfruta allí donde estás, no trates de poseer nada; pues nada te pertenece porque has venido al mundo con las manos vacías y así mismo te irás de él.
Vivir es la única oportunidad que tienes para disfrutar con conciencia cada instante, así muchos de ellos los consideres desagradables o malos. Si observas bien, verás que detrás de cada experiencia negativa siempre habrá una gran lección de vida para aprender. Con los años entenderás que es muy importante disfrutar lo que te llega y dejar que las cosas fluyan libremente, en lugar de tratar de controlar obsesivamente a los demás y a todo aquello que está en tu exterior; cosas que no dependen de ti y que por lo tanto no puedes cambiar. Si logras entender que el pasado ya pasó y que es una experiencia más en tu vida y que el futuro es una ilusión, podrás desenmascarar el miedo que está camuflado sutilmente en ese sueño que te hace sufrir y te saca de tu realidad.
Existen cientos de miedos al futuro como: voy a perder mi trabajo o mi dinero, me van a atracar, voy a envejecer y nadie me va a querer, voy a quedarme sola, o, simplemente, miedo a la muerte. ¿Has identificado tus miedos?
Si hoy entiendes que el amor es esa chispa divina, esa energía que está en tu corazón que nadie te puede quitar y te mueve a actuar y a dar lo mejor que está en ti, podrás disfrutar la vida en libertad, sin angustiarte por lo que tienes, por lo que puedas perder o por lo que ya perdiste. Es simplemente estar alerta, consciente y autoobservándote. Por eso, cuando tengas algo, gózatelo, pero cuando no, disfruta también el no tenerlo; ello también posee su propia belleza.
Jaime Jaramillo
Esperamos que este articulo sea de vuestro agrado, y que os lleve a una linda reflexion!!
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